Llega un momento de la vida en que debes alejarte del drama sin motivo, y de la gente que lo provoca, RODEÁDOTE DE PERSONA QUE TE HACEN REIR TAN FUERTE QUE TE OLVIDÁS DE LO MALO Y TE ENFOCÁS SOLO EN LO BUENO; que te tratan bien porque te quieren y arreglan las cosas hablando. Porque resulta ser que un día aprendí que la vida es demasiado corta como para hacer otra cosa que no sea ser feliz.

Cuando una mirada cruza los límites establecidos, cuando te das cuenta de que siguen revoloteando las mariposas en tu estomago cuando aparece, con esa sonrisa perfecta, con esa mirada indescifrable, cuando reconoces esa risa que llevas viendo desde que tienes uso de razón, esa forma de andar que serias capaz de descubrir en la oscuridad total. Ahí es cuando te das cuenta, que conoces cada uno de sus defectos y cada una de sus virtudes, y que absolutamente, te encanta.
Aprendi que de los errores se aprende y que siempre tropezamos con la misma piedra. Que todo lo malo siempre viene junto a algo bueno. Que hay más tristezas que alegrías y que a veces nos toca sonreír cuando no queremos. Que al mal tiempo, buena cara, que después de la tormenta siempre llega la calma, que todo lo que empieza, tiene un final. Que cuando queres estar sola no podes, y cuando necesitas a alguien no está. Que enamorarse es muy fácil y olvidar demasiado difícil. Que es muy fácil querer y más complicado que te quieran. Que cuando tocas el suelo es muy difícil levantarse y cuando estas feliz te puedes derrumbar en cualquier momento. Que no hay nada igual que gritar a más no poder y soltar adrenalina. Que las mujeres se enamoran bastantes veces y los hombres mienten demasiado. Que hay veces que es mejor que no te hablen y otras que necesitas hablar. Que los amigos son todo y que sin ellos no podría vivir. Que prefiero estar sola que mal acompañada y que todo en esta vida cuesta, y de eso se trata de luchar contra la corriente.