Porque al final del camino todas esas personas que pasaron por nuestras vidas y desaparecieron con el tiempo, que todo destruye, se convierten en parches en nuestro corazon. Porque las personas se transforman en buenos recuerdos o cicatrices de las que aprendemos a no cometer los mismos errores o, en el peor de los casos, a que cada vez que los cometamos dolera. Porque nacemos y morimos solos, pero lo importante es cuantos parches tengas en tu corazon. La suma de ellos te dira cuantas veces fuiste capaz de querer y de ofrecer una parte tuya, y los huecos vacios te recordaran las veces que no correspondieron a ese cariño. Porque al final, nunca morimos, siempre quedan pedazos de nuestro corazon en otras personas y eso nos enseña que nuestro cuerpo es efimero, asi como nuestras riquezas y lujos. Nuestras buenas o malas acciones son lo que, en definitiva, queda de nosotros en cada lugar que pisamos y con cada persona que conocemos.